Desde tiempos antiguos, Dios siempre ha comunicado su Espíritu, como testigos tenemos a los profetas del antiguo testamento, a los cuales dios les dio su Espíritu para que realizaran una misión específica, el cual solo fue temporal y se les otorgo debido a las circunstancias.
En cambio, Dios dio su espíritu de manera permanente y definitiva a su Hijo Jesucristo: Y juan dio testimonio diciendo:
“He visto el Espíritu que bajaba del cielo y se posaba sobre él, ese es el que bautiza con el Espíritu Santo. Y yo lo he visto y doy testimonio de que éste es el Elegido de Dios” (Jn 1,32-34)A sí mismo, nuestro Dios que ha dado su Espirito a los profetas y a Jesús, no los ha dado también a nosotros que somos su Iglesia. El señor continuamente sigue derramando su Espíritu sobre el mundo y la iglesia. En ella ha suscitado personas llenas de Espíritu para conducir a la iglesia por caminos nuevos y audaces tales como San Francisco de Asís, Santa Teresa de Jesús, San Juan Eudes, entre muchos más. También en ella ha suscitado acontecimientos espirituales, esto es, del Espíritu Santo, que impulsan la vida de la iglesia, por ejemplo, los Concilios o Sínodos (El concilio vaticano ll es una efusión del Espíritu para la Iglesia de nuestro tiempo), las fundaciones de las comunidades religiosas, etcétera.
Dios puede darte a ti también hoy, de manera especial y maravillosa el don de tener su Espíritu. Él puede renovar hoy ese don en ti. Este don no es para algunos privilegiados, no es para una élite, es para ti y para mí, es para todos. Dios quiere darte su Espíritu, solo falta que tú quieras recibirlo.
Dios es soberanamente libre y dona el Espíritu a quien quiere y de manera que él quiere. Claro que una buena disposición personal y comunitaria hace al hombre más dócil a la acción del Espíritu.
(Sumérgete en el Rio del Espíritu P. Carlos Triana Pág.4-Pág.13)
